sábado, 31 de marzo de 2012

Despedir a una ministra

Que el gobierno del PP no iba a cambiar, fuera cual fuera el resultado de esta huelga general, era algo que a nadie se le escapaba.

Que no le importe lo que los ciudadanos piden a gritos por las calles y manifiestan de la forma más lesiva para sus intereses, perdiendo parte de sus ingresos , apoyando una reclamación legítima, es grave pero también previsible.

La reforma laboral que facilita el despido por razones que ahora pasan a ser legales pero no justas, sigue vigente y no tiene tintes de cambiar.
La opción de la enmienda a la totalidad, tramitada en el Congreso, frente a una mayoría absoluta, no era necesario explicar el resultado.

Queda el Tribunal Constitucional, ese que tarda años en proclamarse y que su composición es la que es. En el mejor de los casos, la totalidad de la reforma seguirá vigente hasta que se proclamara dicho Tribunal.

Así pues deberíamos hacer unas reflexiones. Si esta reforma legaliza un despido objetivo basado en incumplimientos laborales , (jornadas, por ejemplo por absentismo aunque sea justificado) y la ministra de trabajo (Fátima Báñez), define sus puestos políticos como experiencia laboral.
Es lógico pensar que los incumplimientos políticos pueden ser considerados, en parte, incumplimientos laborales. Y a falta de contrato escrito podemos asimilar que las ofertas electorales son como un contrato no escrito.

Entonces ante las palabras del Vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González, en plena campaña electoral, que decía : "El Partido Popular no va a apoyar abaratar el despido en nungún caso... no se puede hacer una reforma laboral sin hablar con los sindicatos".

Como queda recogido en este video de la entrevista que le realizaron en la 1 de TVE
Video link directo

Y si nos apoyamos en la reforma laboral, ¿podríamos pedir el despido de la ministra por incumplimiento del "contrato" contraído con la ciudadanía?

domingo, 25 de marzo de 2012

La Reforma del "Miedo"

Más de 50 reformas laborales se han ido realizando. Pero ¿qué hace diferente esta reforma del resto?

Y es que no es solo una reforma, que modifica ciertas condiciones, sino que vacía de contenido el marco legal en que se movían las relaciones laborales, entre empresarios y trabajadores.

Partimos de la premisa de que, ni todos los empresarios son monstruos ni todos los trabajadores son almas cándidas engañadas por el empresariado.

Pero ambos se movían en un marco legal que ponía "cierto" equilibrio. Un equilibrio frágil, descompensado, mejorable, pero que dotaba de ciertas herramientas que facilitaba la negociación a todas luces mucho más débil para el trabajador.

Y llegamos a una reforma que, vacía por completo de derechos ese equilibrio. Elimina lo que toda sociedad necesita, unos contrapesos que garanticen la igualdad.

Y en su lugar no deja un vacío que pueda ser interpretado según un interprete u otro. Deja la peor de las amenazas para la sociedad, el miedo.

Miedo a pedir demasiado, aunque sea justo, porque eso puede provocar la reacción (ahora legal) desmedida de quién ya tenía más poder.

Miedo a utilizar un derecho básico, como es el derecho a la salud, si ello conlleva no acudir a un trabajo que puede incluso agravar la pérdida de salud.

Miedo a asumir la igualdad de género y oportunidades, liberando a la mujer de ciertos cuidados de los hijos.

Miedo a que la mala gestión de otros pueda ser cargada a sus espaldas. La caída de los resultados puede ser cargada directamente en lo que debería cobrar, sin que ello signifique que si los resultados son buenos, habrá la aplicación del mismo principio y subirá los beneficios que pueda recibir el trabajador.

Miedo a que lo conseguido durante años, con trabajo, sea la causa de su despido. Los trabajadores con una gran antigüedad en una empresa pueden ser sustituidos por nuevos contratos mucho más beneficiosos para el empresario. Sin tener en cuenta que si alguien tiene esa antigüedad no es por un regalo, pues ninguna empresa mantiene trabajadores si pierde dinero. Y si han estado ahí durante años es porque han realizado bien su trabajo.

Pero además hay otro miedo, un miedo que deteriora a toda la sociedad. El próximo 29 convocada la Huelga General, aflora un miedo que ya existía pero que ahora se transforma en terror.
¿Como afronta un trabajador la huelga, con el jefe y dueño, trabajando junto a él? Por muy convencido que esté de la necesidad de la huelga, no puede abstraerse de ese miedo.
Si antes ya existía ese temor, ahora que justamente lo que denunciamos es la facilidad de despedir de forma legal con cualquier excusa a cualquier trabajador o trabajadora, ¿no es más complicado que esa persona se una a la huelga?.

¿Como podemos ayudar a esas personas? ¿Como podemos garantizarles que no habrá represalias de un empresariado (monstruoso este si)?


Hasta para la utilización del arma más potente que tenían los trabajadores y trabajadoras, está dominada por el Miedo.

Complicado escenario para que los trabajadores y trabajadoras podamos ejercer un derecho, que sin ser tocado directamente por ser , en teoría un derecho protegido, queda expuesto a no ser utilizable, por una reforma del MIEDO.