domingo, 23 de junio de 2013

Corregir , prevenir.

Los últimos resultados publicados sobre las preocupaciones de los ciudadanos, a parte de ciertas incongruencias en esos resultados (seguramente interesados), podemos ver lo que todos ya sabemos.

El paro es la primera de las preocupaciones. Aunque deberíamos aclarar que el paro no es el problema, sino la falta de soluciones. 

Este problema debe ser atacado desde dos aspectos.
El primero, aunque solo sea un parche, es con una prestación que permitan a las personas no entrar en una espiral sin futuro.

Se debe articular una prestación digna que permita continuar la vida en sus aspectos básicos, irrenunciables para poder reingresar en un mercado laboral que ha cambiado.
Pero no hablamos solo de una prestación económica sin más, sino también en ciertas acciones que por ejemplo suspendan por ley el desahucio de una persona en paro.  La opción de dilatar en el tiempo las cantidades de los vencimientos de las hipotecas, así como un pago máximo mensual según sus ingresos. No hablamos de condonar su deuda sino de dejarle respirar para que pueda reaccionar.
Medidas en los colegios que contemplen la opción de pagos a plazos del material escolar o de libros así como de cualquier pago que sabemos existen en los colegios. 
Ayudas, como las ya existentes en muchos ayuntamientos, con el mayor pago que realizamos al municipio, el IBI.

Pero no debe considerarse como una situación inamovible, ni para toda la vida que pueda provocar  la argumentación, de que provocaría el acomodo del parado o parada y desincentivaría la búsqueda de un empleo.

Por ello debe desarrollarse un segundo aspecto. La ayuda activa en la búsqueda de un nuevo empleo. Desde el primer día se debe acompañar a la persona en esa búsqueda. Desarrollando si hace falta, habilidades nuevas que, les ayuden a encontrar un nuevo puesto de trabajo. Y por supuesto no dejarlo solo a empresas privadas que su fin , totalmente lícito, es conseguir el máximo beneficio propio.

Desde realizar una certificación oficial del trabajo realizado, importantísimo para personas que no pueden demostrar una formación reglada, una especie de título académico pero que contempla el desempeño práctico de la persona. Un curriculum avalado por la administración que puede comprobar la veracidad de los datos aportados contrastándolos con las empresas. Hasta formarles en como se debe pedir un préstamo si se quiere emprender un nuevo negocio, a hacer un plan de viabilidad que haga su proyecto de negocio una inversión más segura. Ayudarles a saber que puestos son los más demandados y que se pueda acceder con algún tipo de reciclaje. 

Y todo ello aunque pueda parecer una gran inversión en un solo colectivo es en realidad una inversión de futuro para toda la sociedad. Porque nos interesa a todos y todas ayudar a que las personas puedan vivir de su trabajo, que aporten con su trabajo.

Necesitamos estas acciones tanto con vistas a un futuro, como las que son imprescindibles desde el siguiente minuto en que una persona queda en paro para no condenarles de por vida.

Pero todo esto es posible si desde los estamentos del poder también aparece el paro como la primera de las preocupaciones. Mientras la primera sean disputas internas, disputas de banderas, el "... y tú más", el explicarnos que va mal (que ya sabemos en propia carne que va mal) en vez de explicarnos que haremos para mejorar. Si solo ponen condiciones a unos pocos , justamente a los que ya no pueden poner más de su parte aunque quieran, si todo eso no cambia no habrá solución.

No olvidemos que mientras esas hipotéticas bonanzas llegan, debemos seguir viviendo día a día.

Aunque tampoco debemos olvidar que también nosotros tenemos nuestra parte de responsabilidad en todo esto. Nosotros dijimos un día quién debe decidir que políticas deben acometer. Ahora es momento de pensar antes de actuar, analizar si los problemas de todos nosotros son las prioridades de los que elijamos. Porque es una labor continuada, no debemos tener una memoria corta sino ver todo el recorrido. Sin prejuicios, tan sencillo y tan complicado como no olvidar y no dejarnos llevar por grandes palabras ni por siglas que en realidad no son más que un marco institucional. 
Las acciones las realizan las personas no las siglas.